Los niños la tienen clara. La tecnología es mucho más que compartir mensajes y fotos. Y si no lo habían pensado, no les toma dos minutos hacerse un festín con el Laboratorio Lengua 3.0 montado en Cuatrociencia por el Área de Tecnología Educativa de la Facultad de Lenguas y el Taller III y Producción Audiovisual de la Escuela de Ciencias de la Información de la UNC. Así de inmediato dan cuenta de lo atractivo que pueden ser las computadoras y videojuegos para expresarse como un artista y sacar el creador que llevan dentro.
Desde un inicio lo que impacta es lo que podría decirse un paño virtual para pintar electrónicamente con el movimiento de las manos, sin tocar nada. El artefacto que maravilla es un televisor LED de 42 pulgadas con una plataforma de juego Kinetic, el aparato de video juego de Microsoft que sigue los movimientos del cuerpo para permitir una fluida interacción entre la persona y máquina. En este caso los niños, o quien se anime, elegirán colores moviendo la mano izquierda, y la derecha hará las veces de pincel. La pantalla lógicamente será la tela que registra los trazos, más gruesos o más delgados según la distancia que tenga la mano- pincel. En seguida los niños logran una lluvia de colores y fantasía, que explica la cola que agolpa numerosos “artistas”, ansiosos de actuar.
Si de actuar se trata, a un par de metros de la pantalla mágica los visitantes podrán hacer las veces de una estrella pop. Allí sobre unas computadoras instaladas como secuenciadores musicales, el aspirante a estrella musical elige la base rítmica de su mejor agrado: por otro lado ejecutará una melodía en un teclado. Será la computadora la que integre ritmo y melodía para arrojar una nueva y sorprendente composición. Cualquier parecido con la industria musical, no es mera casualidad.
.
Pero ahí no termina la atracción. Un tercer puesto invita a convertirse en un redactor espontáneo usando juegos, computadora y las redes sociales Twitter y Facebook. La primera propuesta es sacar el tema y se juega de a dos equipos. Cada uno recibe una imagen y escucha un audio. Con esos elementos debe imaginar una situación y ahí empieza a escribir, no mucho, solo 140 caracteres como en Twitter. Ese será toda el espacio que contará para decirle al otro escritor, o equipo, sobre qué le toca escribir. Viceversa recibirá su consigna por el mismo medio.
¿Entonces? Consignas en mano el escritor deberá posicionarse como cuentista, periodista o el rol que le toque y comenzará a redactar. Por si alguien se siente perdido o inhibido, un equipo de docentes o alumnos avanzados estará allí para dar una mano, una guía y un aliento a los aspirantes a escritor. Lo atractivo es que la redacción será hecha en Facebook, por lo que inmediatamente la historia quedará publicada en la popular red social.
Demás está decir que apenas llegue a su casa podrá ver cómo quedó su obra y ver los comentarios que pudieran haber hecho los cibernautas. ¡Chan! qué emoción.
(Colaboración: Juan Pablo Dalmasso)