En uno de los pasillos del Pabellón Argentina, el que conecta el hall con el Patio de las Palmeras y el ala sur, nos podemos topar con una interesantísima muestra de vertebrados.
Por su composición, las muestras exhibidas en vidrieras son verdaderas obras de arte. Si entramos de norte a sur, se puede observar piezas esqueléticas de extremidades de distintas especies, con sus respectivas referencias científicas. Patas y otras articulaciones de ciervos, sapos, lagarto overo, chinchilla y otros.
Si continuamos por las vitrinas, pegadas a las columnas del pasillo, nos encontramos con huesos de aves, como un zorzal al que se le conservó las plumas, un cráneo de águila mora o el de especies acuáticas. Además hay un cuerpo de una garza con casi todos sus huesos, incluido su largo y encorvado cuello.
Se ven cráneos y columnas de distintos reptiles: yacarés, lampalaguas, cascabel y yararás. Más adelante, antes del final del mini recorrido, se aprecian restos de mamíferos: conejos, vacas, ovejas, vizcachas y hasta alas de pingüino. Todos animales autóctonos.
La muestra fue realizada y preparada íntegramente por alumnos que cursan el taller de Biología Aplicada, de la cátedra de Anatomía Comparada de la Facultad de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales de la UNC.
Máximo, uno de los estudiantes a cargo del stand, muestra un esqueleto íntegro de un murciélago. “Fue cocido con hilo por un estudiante. Es casi una obra de arte”, dice. “En la Facultad no tenemos espacio para exhibir estas muestras, por eso Cuatrociencia nos pareció una excelente oportunidad. Para preparar estos materiales se necesita habilidad y conocimiento científico. Aquí confluyen arte y ciencia”, dice, y no le falta razón.