Ingresamos a Cuatrociencia, y en el centro del Pabellón Argentina se puede ver una estructura de unos siete metros de diámetros y casi tres de alto. Sus múltiples lados están compuestos por espejos grises. Es la Ciudad Célula.
Antes del ingreso, en la puerta, hay un límite: es la membrana plasmática. Así como en un peaje de una autopista los camiones y autos tienen tarifas diferenciadas, el costo energético es diferente para poder entrar a una célula. Aunque en la célula no entra cualquiera. Ya estando dentro, se pueden observar las distintas estructuras de la Ciudad Célula. Lo primero que se visibilizan son unos caños que atraviesan y estructuran la ciudad. Son avenidas, rutas, calles que simulan a los microtúbulos, estructuras que trasladan proteínas, vesículas y otras sustancias.
Estamos cerca del núcleo céntrico, pero antes nos topamos con el componente más grande que uno puede encontrar en una célula, el retículo endoplasmático. Es una zona de fábricas, donde se produce “de todo” y se hacen modificaciones a ciertos elementos, como las proteínas. Sigue el tour por la ciudad célula. Al lado del enorme retículo se ubica el famoso Complejo de Golgi, la “distribuidora” de la ciudad. Esta estructura básica de toda célula se ocupa de vehiculizar muchos de los elementos, como proteínas y lípidos, a los distintos estamentos de la célula.
Llegamos al centro de gravedad de la Ciudad Célula. Es el núcleo. Se trata, dentro de esta metáfora con la ciudad, del epicentro, donde se ubican la municipalidad, la biblioteca, el poder central. Allí, en el núcleo, se alberga toda la información necesaria para que la célula (y la vida) exista. Se sintetizan las proteínas que permiten el funcionamiento de cualquier organismo y además es donde vive el todopoderoso ADN (ácido desoxirribonucleico), nuestra valija donde se guarda toda nuestra herencia contenida en los genes. También opera el fundamental ácido ribonucleico (ARN) mensajero, a través del cual se fabrican las proteínas.
El final del viaje llega con la visita a las organelas que están “sueltas” y libres en la ciudad célula. Endosomas y lisosomas en su mayoría. Estos últimos son muy importantes porque a ellos llegan muchos compuestos para ser digeridos. En la ciudad, es la planta de reciclado, donde se degradan ciertos elementos y algunos son reutilizados. También están las mitocondrias, las centrales eléctricas de la Ciudad Célula, donde se fabrica la energía que necesita nuestro cuerpo.
Termina el viaje por la célula, el visitante se puede retirar tranquilo. Estamos hechos de perfectas ciudades.
Notas relacionadas: https://cuatrociencia.unc.edu.ar/2013/03/22/ciudad-celula-un-recorrido-por-el-interior-del-cuerpo/