La fiesta de los robots

Portada roboticaLos robots han sido por mucho tiempo personajes destacados de películas de ciencia ficción, pero en Cuatrociencia no solo son una realidad, sino una de las principales atractivos para niños y no tan niños. Tan es así que el visitante en seguida podrá darse cuenta donde están: en medio de una multitud agolpada al fondo a la derecha del salón del Pabellón Argentina.

Allí mismo se encuentra el stand de Robótica montado por la Escuela de Ingeniería en Informática de la Faculta de Ciencias Exactas Físicas y Naturales. Un grupo de estudiantes avanzados son los encargados de manipular la media docena de robots que hacen las delicias del público, y atienden la curiosidad de los visitantes ¿de qué se tratan esos aparatos? ¿Para qué sirven? ¿Qué hacen con ellos en la universidad?  ¿Ya son parte de la vida cotidiana? Son algunos de los interrogantes que despierta al verlos en acción.

“Para nosotros es la forma de poder programar y tener un resultado visible que haga de las prácticas de programación algo más alentador. Por eso se utilizan cada vez más en educación” comentan los estudiantes, “Pero algunas empresas cordobesas ya están haciendo los suyos para hacerlos trabajar según su necesidad”, agregan avizorando un futuro prometedor.

La mayoría de los robots presentes en el local son del tipo Lego, muy utilizados para la educación. Algunos con ruedas, otros con dos pies, y en general realizan una rutina simple y repetitiva. Pero hay dos que se salen de lo común y pelean el estrellato de ese rincón tecnológico de Cuatrociencia.

Uno es el Cuadricóptero, que no corre, vuela.  Literalmente: es como un pequeño helicóptero, o mejor una estructura con cuatro motores que vuela o hace piruetas según las órdenes que se le brindan desde una tablet que hace las veces de control remoto. “Y como tiene una cámara para ver por dónde va, manejarlo es como jugar un videogame” cuentan los anfitriones del stand. 

El problema es que por su potencia y ser un objeto volador, no cualquiera puede manejarlo, al menos dentro del salón, por temas de seguridad. De hecho solo un par de expertos son los encargados de hacerlo volar, y solo sobre el espacio del stand, después de haberle reducido la potencia a un 5% de su capacidad.

El que sí está para uso del público es la otra estrella de la muestra: un robot que se traslada sobre cuatro ruedas y ha sido construido y programado por estudiantes de la misma Facultad. Todos quienes lo deseen podrán afrontar el desafío de tomar la tablet que lo controla (parece que los joystick pasaron de moda) y conducirlo por una pista-laberinto tratando de no chocar las paredes que rodean el camino. Una cola de niños, y algunos no tan niños, demuestra lo atractivo de la propuesta. “Para mí fue lo más” repiten a coro Mateo y Valentino dos experimentados “gamers” de 12 años de edad.

 

Colaboración: Juan Pablo Dalmasso 

 

 

 

 

 

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