Hacen trampa los artistas, siempre hacen trampa y estudian y trabajan y trabajan y estudian y descubren nuevas y antiguas maneras de ver, de mirar, de disfrutar de los espacios, de crear espacios y experiencias sorprendentes.
Allá por el Renacimiento los artistas investigan sobre la perspectiva, sus principios matemáticos y sus leyes para mejor representar en un plano bidimensional la tridimensionalidad de la realidad.
No conformes con lograr estas representaciones donde uno se puede meter dentro de los cuadros y percibir la profundidad, vuelven a alterar las leyes que rigen la perspectiva y aparece la anamorfosis.
En el marco de Cuatrociencias un grupo de investigadores de la Facultad de Artes representan en el piso y las paredes del subsuelo del Pabellón Argentina una construcción antigua, con elementos simbólicos como una prensa, a la que se suma un espacio moderno como un deck con una computadora, que hacen alusión a la evolución del conocimiento.
Los estudiantes orientan a los miles de jóvenes que recorren la muestra a observar desde un punto determinado. Este es el secreto de la anamorfosis. La obra de arte está construida para una mirada oblicua al plano de representación desde donde se descubren los volúmenes y se logra percibir el espacio como tridimensional.
El objetivo se logra cuando los visitantes asimilan el conocimiento como algo que se construye, como algo que es divertido, sorprendente y esencialmente bello.
Los artistas investigadores advierten a los espectadores que están manipulando su mirada, que están construyendo una trampa visual, un espacio irreal, un mensaje oculto e indican: ¡Ponga atención a lo que ve! Todo puede cambiar de acuerdo al sitio de la mirada.
Y la relación entre arte y ciencia se percibe de un modo lúdico, característica esencial de toda la muestra. Este es el gancho de Cuatrociencia: la ciencia es disfrutable; en cada stand se acrecienta la curiosidad y se suman sorpresas jerarquizando la profundidad en la explicación.
Este juego de interacción entre la obra de arte y el espectador surge en el Siglo XVI, en el período Barroco. Se obviaba en aquel momento señalar el lugar preciso de la mirada, que requiere la anamorfosis, por lo que la lectura de la obra formaba parte de un enigma que el visualizador avezado debía descubrir para alcanzar la comprensión. Esta intriga, este secreto escondido entre líneas, colores, y contornos agudiza la capacidad visual y el ingenio. En el siglo actual renace esta técnica de la mano de la fotografía, sin la cual es imposible entender este relato.
Los organizadores afirman que Leonardo Da Vinci consideraba que la pintura tenía un rango de ciencia porque es un modo de conocimiento que explica la forma, la estructura, la esencia de las cosas. Consideran además que el arte se vale de la ciencia y la tecnología pero también hace importantes aportes a la ciencia: a la historia, a la psicología, a la sociología y a las ciencias naturales entre otras.
Anamorfosis, perspectiva, geometría, arte, fotografía, ejercicio de la mirada, y ejercicio para la inteligencia humana en un stand de Cuatrociencia.
Colaboración: Elsa Torres