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Hombres de negro

PORTADA

 

Ellos sabían que en Semana Santa estarían en el Pabellón. Si alguno se ilusionaba con tener esos días para estudiar, descansar o disfrutar, la realidad fue otra. O mejor dicho, fue cambiada. Porque ellos disfrutaron y mucho. Más allá del cansancio, pusieron al servicio de la comunidad sus saberes. Y devolvieron, en pequeñas dosis, todo lo que la UNC les brindó y les brinda. Ellos fueron los becarios de Cuatrociencia.

Mezclados entre la gente, eran los guías de la muestra. Sus remeras negras eran su carta de presentación, más allá de la credencial que se notaba sobre el pecho. Un pecho inflado de orgullo.

Estaban los que eran guías y los que explicaban cada stand. Allí explicaban lo estudiado cada vez que se les consultaba. Lo que los libros le confiaron, ellos se los contaban a los curiosos. Ejemplificaban con la vida cotidiana, invitaban a los presentes a razonar.

Con alma de docentes, la prueba de fuego llegó junto a los alumnos de los colegios. Se complementaban con los docentes para despertar y alimentar la curiosidad de los más chicos. Desde la Plaza de la Física y la Matemática, donde el Giróscopo era lo más atrapante hasta la Farmacia Verde. Desde el Cubo Maravilloso de colores, pasando por Robótica, hasta el viaje que uno podía hacer por la Prehistoria en Espacio Saurus. En todos los stands los becarios tuvieron su protagonismo. Ya que sin ellos, nadie hubiese entendido nada.

El Pabellón estuvo inundado por miles y miles de estudiantes. Y ellos llevaron a cabo las actividades de la mejor manera. Ya sea en el subsuelo, o en el patio aguantando el sol, se disponen de la mejor manera.

Entre ellos las charlas se daba naturalmente. Mejor si había un mate de por medio, pero si no, de igual manera las historias y las carreras se cruzaban. Las amistades nuevas, las risas, la anécdota de alguna historia vivida en la Ciudad Universitaria se fueron acumulando, mientras las puertas de la Muestra se abrían. Allí la acción los llamaba y se dispersaban automáticamente, para afianzar las experiencias profesionales y personales.

Hacia el final, alguno que otro tuvo que buscar un poco de voz. La repetición los cansaba, y eso les instaba a encontrar formas originales para decir lo mismo, de diferente manera; para hacer más atractiva su charla; para llevar a cabo de la mejor manera su función en Cuatrociencia. Ya sea en Semana Santa, o al finalizar la muestra. Tod lo hicieron como si fuera el primer día.

Colaboración: Juan José Coronell
 

 

 

 

La Argentina nuclear

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Con más de 50 años de desarrollo ininterrumpido en nuestro país, no podía faltar en Cuatrociencia un espacio dedicado al sector de la tecnología nuclear, llevado a cabo por la Comisión Nacional de Energía Atómica (CNEA).

El stand, ubicado en el centro del Patio de las Palmeras del Pabellón Argentina, tiene toda la información relativa a este sector y se explican los conceptos e instrumentos científicos básicos que se aplican para la producción de electricidad a partir de centrales atómicas. 

Apenas uno se asoma, se observa una vitrina que contiene la roca desde donde se extrae el uranio, y las posteriores instancias de procesamiento de éste: el polvo o “pasta” amarilla, el dióxido (uranio oxidado), su conversión en pastillas de cerámica y las vainas dónde estás se insertan, que conforman el llamado “elemento combustible”, que opera dentro de las centrales.

De un modo gráfico, se explica también el ciclo de combustible, el cual comienza con la extracción de la roca de los yacimientos, su procesamiento (que finaliza con la elaboración de las pastillas) y la puesta en las centrales para la generación de energía.

Al margen del proceso industrial, la etapa de generación de energía es la más interesante para el público. ¿Cómo se genera electricidad a partir de un mineral? Ello es lo que sucede en las centrales de gran potencia.

Hay tres circuitos explicados en un gráfico en el stand de Cuatrociencia. El primero es donde se produce la fisión (la separación del átomo de uranio). Del haz de 37 vainas donde se puso el uranio en forma de pastillas, se “bombardea” el núcleo del átomo y al fisionarse, se libera energía en forma de radiación y de calor. Pero al mismo tiempo se libera un neutrón del átomo de uranio que impacta contra otro y se produce lo que se llama “reacción en cadena”.

Lo que se recupera es el calor, que calienta agua y ésta genera vapor (segundo circuito). ¿Qué hace el vapor? Pues hace mover una turbina y…se produce electricidad, que es distribuida a la sociedad.

Estos dos primeros circuitos se mueven a partir de “agua pesada” (que tiene más masa que la normal), que se ocupa de transmitir el calor y regular la velocidad del neutrón para que impacte en la reacción a una velocidad determinada sobre el núcleo de los átomos. El tercer recorrido se hace con agua común, sirve para enfriar el vapor y recuperar el agua en estado líquido.

Argentina tiene actualmente dos centrales atómicas en funcionamiento, una en la provincia de Córdoba, en la localidad de Embalse, y la otra es Atucha I, instalada en la localidad de Zárate, provincia de Buenos Aires. Este año, comenzará a proveer electricidad Atucha II, en el mismo partido de Zárate.

La industria nuclear en la Argentina -sostenida casi íntegramente por el Estado Nacional- contribuye actualmente con el 7% a la provisión de energía eléctrica, y cuando comience a funcionar Atucha II, se llegará al 10 %.

La gente que conoce el stand también se puede enterar de otro dato más que significativo: se expone una maqueta del Reactor RA-0, utilizado para la docencia y la investigación. Este reactor fue creado en la Universidad Nacional de Córdoba (UNC) en 1967, hoy  se usa en Facultad de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales.

 

 

 

Jugando con el cerebro

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Manuel Novillo y Tomás Tessi fueron los encargados en toda la muestra de llevar los conocimientos de Neurociencias a la comunidad. La forma de hacerlo, fue didáctica para informar, prevenir y pensar. Obviamente, con el cerebro.

“La primera de las experiencias es una caja espejada, de un solo lado. Se le pide a una persona que tome y apriete objetos con un brazo y observe el reflejo del espejo. La mano oculta empieza a moverse cuando la persona está mirando. De esta manera se demuestra la importancia de la visión para el cerebro”, comienza Manuel mientras le comenta a una mujer que esto se utiliza para los que sufren del “miembro fantasma”, miembro amputado por alguna razón: con esta experiencia se ‘tranquiliza’ por engaño al cerebro, cuando empieza a generar malestar a la persona.

Además mediante videos se muestra el Efecto McGurk y cómo actuamos cuando prestamos atención. El guía le pide a una voluntaria que mire un video. Una alumna se sienta y sigue las recomendaciones. “Contá cuantos pases con la pelota de básquet dan las chicas vestidas de blanco”, le sugiere. El video empieza a andar, y la niña pone atención a lo solicitado, mientras que en el video también se ve un gorila y una cortina cambiando de color. La niña no se da cuenta.  Él lo explica así: “Esto pasa cuando se concentra la atención en un estímulo, naturalmente se bloquean otros estímulos por falta de atención. El cerebro bloquea mucha información que recibe y la selecciona. Esto es lo que pasa con los magos, quienes fijan la atención en una mano, mientras que en la otra sacan las cosas que hacen a la magia. Y mucho más importante esto es la explicación de porqué no hay que andar hablando por celular en el auto. La atención solo debe estar puesta en el camino”.

La izquierda es más linda

Otro de los experimentos es a través de imágenes. En uno de ellos se muestra una secuencia de tres fotos para ver en cuales la persona está enojada, en cual divertida y en cual es más atractiva. Se eligen las primeras porque son recreaciones de lados izquierdos, y el perfil izquierdo. “Esto es porque el hemisferio derecho traduce la expresión emocional y expresivo del lado izquierdo. La percepción es que el izquierdo es más lindo. Da Vinci se dio cuenta de esa asimetría facial y las aplicó en  sus obras como la ‘Mona Lisa’, por eso parece tan perfecto, más allá de los años”, explica basándose en varios estudios del caso.

Por último, llega el punto ciego. Allí, un estudiante se tapa un ojo y se hace coincidir el logo de Jóvenes Investigadores de Neurociencia (JIN) y la imagen desaparece. A medida que el estudiante se aleja, lo llega a ver. “La retina tiene en su tejido células fotosensibles (conos y bastones) que se excitan o relajan dependiendo del estímulo visual. Todo ese estímulo se debe traducir al nervioso, que se va a dar en el nervio óptico. Pero  en este hay ausencias de células fotosensibles, por lo que no habría células capaces de ver en ese punto” es la explicación científica para sorpresa de todos. Pero no termina ahí, Manuel finaliza diciendo: “Cuando destapamos el ojo, lo vemos a simple vista porque un ojo suplanta al otro y compensamos ese estimulo. Otra cosa es que la gente ve blanco porque el cerebro tiende a rellenar con información para no alterar”.

Re llenos de información estuvieron los chicos durante toda la muestra. Una muestra pensada e idealizada desde el Cerebro. Quien tuvo su lugar de excelencia desde mediados de marzo.

 

 

 

 

 

 

 

 

Un mundo de unos y ceros

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Uno de los últimos stands de la muestra, es el de la Historia de la Computadora. Allí, el objetivo es hacer una línea de tiempo con la historia de esas máquinas en Argentina, Córdoba y en la U.N.C.,  más precisamente del Centro de Cómputos.

“Estas son computadoras que se fabricaron en Córdoba y Argentina, como también una calculadora mecánica que se hizo en los ’50, aquí”, comenta Enzo Fritzler, estudiante de Ingeniería Electrónica de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales. Allí, como si fuese un historiador, comienza la historia y, obviamente, por el inicio. Un inicio netamente cordobés, para no contar demasiado ya que todo comenzó  con un primitivo ordenador para el ejército estadounidense, que pesaba 30 toneladas, medía 24 metros y se llamó ENIAC (Integrador numérico y Computador electrónico). 

“Lo primero que se hizo en Córdoba, por el cierre de importaciones de la mano de Isabel Perón, fue MicroSistemas. Una empresa que realizó Córdoba desde 1976 y 1994. Se desarrollaban totalmente acá, se programaban, se fabricaban placas madres, las carcasas. Lo único que se importaba era el microprocesador. Lo importante es que Julio Bazán, su dueño, en el 76 ya tenía una computadora en calle cuando ni Apple ni Microsoft las tenían” explica Enzo.

 

La revolución tecnológica

Hubo un quiebre en la historia y fue la computadora Commodore 64. “Fue revolucionaria porque acercó la computadora al público común. Antes de eso era patrimonio científico y de gente con poder adquisitivo. Y hasta el día de hoy es la más vendida de la historia” explica mientras va contando la historia una y otra vez a los chicos de los colegios.

La siguiente parada del recorrido es en las computadoras portátiles. Que no eran como la de ahora. Además de difícil de conseguir, eran muy pesadas pero fue un gran avance allá por los ’80. Y así los años van pasando hasta llegar a lo que pasa hoy en día en el Centro de Cómputos.

Ahí hay que detenerse: el Departamento Universitario de Informática en noviembre de 1999 y cuenta con 115 computadoras, para desarrollo y capacitación de unidades académicas de la Universidad. Y por otro lado la Pro Secretaría de Informática que cuenta con un Centro de operaciones de redes y administra las conexiones a internet de la UNC, junto a soporte técnico y asistencia manteniendo el equipo tecnológico.

 

Potencia pura

Entre válvulas y transistores la historia se sigue desarrollando, para contarnos como los microprocesadores han suplantado a los primeros. Y el avance de los dispositivos de almacenamiento, hasta llegar al pen drive, con la característica que a menor tamaño, mayor cantidad de datos se ve en entre bits y bytes.

“Los chicos que no conocen miran y quedan asombrados. Los adolescentes se enganchan para saber el funcionamiento y los más grandes llegan acá con un dejo de nostalgia, al decir que dijeron que aprendieron computación con esas máquinas” confiesa Fritzler, quien asegura que con la Supercomputadora Cristina, todos sin discriminar edades, se quedan asombrados.

Eso es lo último que hay en la Universidad. Trabajando desde 2010, y siendo la más potente del país, es 500 veces más rápida que cualquiera y es uno de los orgullos de la Institución.

“Se utiliza para realizar tesis de grado y doctorado, con mucha capacidad de almacenamiento. Cuenta con 560 procesadores conectados en paralelo por una red llamada Infiniband. Está compuesta por 560 núcleos Intel Xeon 5420, posee 1,1 terabyte de memoria RAM, un Disco rígido de 32 terabytes y realiza 5 billones de operaciones por segundo” dice Enzo sin errar ni un solo dato. Es que tenía que estar acorde al stand. Un stand que muestra la evolución, el avance y el orgullo de la UNC. Un stand acorde a Cuatrociencia.

 

 

 

 

Cómo pensarnos desde un lugar diferente

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Mirando a su alrededor Emiliano se pregunta ¿qué es lo que hay?, ¿qué existe? La disciplina que se ocupa de esas respuestas es la Ontología. A su vez, “toda teoría científica contiene una ontología y responde a la pregunta de qué es lo que existe de un modo determinado”, afirma Leticia Minhot, Doctora en Filosofía y responsable del stand “Nosotros” de la muestra de arte, ciencia y tecnología de la UNC, Cuatrociencia.A

“Tradicionalmente este interrogante ha sido respondido desde una Ontología de individuos, es decir, lo que existe en el campo de estudio de la mayoría de las disciplinas científicas son individualidades ya dadas, que tienen propiedades, algunas de ellas esenciales. En esta perspectiva primero existen los individuos y luego éstos se relacionan entre sí”, explica Minhot.

Por el contrario, en la Ontología relacional, lo primero que existe es un espacio relacional del que emergen los individuos, es decir, son un resultado. “Lo que interesa aquí es el proceso de individuación y cómo se llega a ser individuo. Lo fundamental es el entre, ese espacio que tiene la fuerza de constituir”, señala la filósofa al tiempo que agrega que “pararse desde esta perspectiva es muy difícil porque hemos sido educados en una Ontología de individuos”.

Si se aplica este paradigma a la sociedad y a las personas es posible identificar distintas patologías ligadas a la imposibilidad de decir “nosotros”: individuos demasiados competitivos que ven a los otros como meros instrumentos; individuos institucionalizados en manicomios; grupos de individuos que se definen por aquello que dejan fuera. “La patología no siempre es un rasgo sólo del individuo sino que más bien puede recaer sobre espacios que no integran”, aclara Minhot.

Justamente, dejar de mirar a la sociedad como suma de individuos y comenzar a mirar al sujeto individual como resultado de ese “ser con otros” en distintos “entres” o espacios relacionales, es la propuesta que acercan a niños, jóvenes y adultos con el stand “Nosotros”.

Para plasmar un concepto tan abstracto y expresar sus manifestaciones saludables y patológicas, el equipo se basó en el pensamiento de Jean Luc Nancy, filósofo francés contemporáneo, que expresó: “Porque no poder decir ‘nosotros’ es lo que precipita a cada ‘yo’ –individual o colectivo– en la locura de no poder tampoco decir ‘yo’ ”.

Así recurrieron a metáforas expresadas en distintos lenguajes como la danza, la música y al montaje de un árbol que interactúa con la gente que se acerca hasta el stand. “La idea es expresar cómo el vínculo (las raíces del árbol) va constituyendo a las personas”, dice Minhot y añade que así como las raíces representan los vínculos, mientras que las ramas en movimiento representan a las personas vinculadas entre sí: “En el árbol hay frases como ‘entre yo y vos’, ‘entre nosotros’, ‘entre ellos’, ‘entre nosotros y ellos’. Es ese ‘entre’ lo que importa porque es de ahí de donde van a emerger los individuos”.

La de “Nosotros” es, en definitiva, una propuesta para dejar de mirar a la sociedad como suma de individuos y a los sujetos como seres determinados que no pueden cambiar.

Por Mariana Mendoza

 

 

 

 

Forraje verde hidropónico: el cultivo sin tierra

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Colchones verdes de pasto que a lo lejos parecen césped se observan en bandejas ubicadas sobre una estantería, como la disposición de un vivero o de un jardín vertical. Es un stand de Cuatrociencia ubicado en el Patio de las Palmeras. Avena, centeno, trigo, cebada, maíz y sorgo son las especies que se exhiben, pero ¿de qué se trata? 

Consiste en una novedosa alternativa de producción: el forraje verde hidropónico, un modo de sembrar que no requiere tierra ni nutriente, la planta crece sólo con agua.  Técnicamente, la producción de FVH es una tecnología de desarrollo de biomasa vegetal obtenida a partir de semillas con una alta tasa de germinación para producir un forraje vivo de alta digestibilidad, calidad nutricional y apta para la alimentación de animales.

El procedimiento es muy sencillo: en cada bandeja de plástico se coloca un kilogramo de semillas y se las humedece usando  una mochila de riego con pulverizador. La tarea debe repetirse cada dos horas, durante un minuto aproximadamente, con el fin de brindar el agua necesaria para el crecimiento óptimo de las pequeñas plantas (a mayor escala -como en un vivero-, se necesitan sistemas de riego automatizados).

El agua que las raíces no absorban, decantará por unos orificios que tienen las bandejas (que están inclinadas) ubicadas en sus extremos. Nada se pierde, el agua es recolectada y filtrada para poder ser reutilizada. Luego de 14 días a partir de la germinación, cuando las plantas han alcanzado unos 15 cm de largo aproximadamente, se retira el forraje para alimentar al ganado. Por cada bandeja se estima una producción de 10 kilogramos de forraje.

La Facultad de Ciencias Agropecuarias de la UNC trabaja en conjunto con un establecimiento ubicado en Churqui Cañada, departamento Tulumba, para la optimización de este desarrollo. Colaboran varios laboratorios (Fitopatología, Análisis de Semillas, Fisiología Vegetal) y la cátedra de Hidrología Agrícola de la mencionada casa de estudios.

Este tipo de producción se presenta como una alternativa interesante para los pequeños productores del norte de Córdoba, donde las lluvias son escasas y se producen grandes pérdidas económicas por la mortandad de animales en épocas de sequía. El forraje verde hidropónico  es un método que ofrece ventajas más que importantes: ahorro de agua, alto rendimiento y bajo impacto ambiental.

Pocas personas conocen está original técnica. Ahora está alcance de la mano, en Cuatrociencia.  

 

Colaboración: Silvina Ramunda

 

 

 

De acá a la China

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¿Se puede crear un mundo nuevo en algo ya hecho? ¿Se puede contar otra historia en la misma historia? Sí. Se puede. Se puede cerrar una escena de una foto y dar vitalidad a ese momento que queda guardado para siempre luego de que la cámara lo retenga. Así Luis Paredes y Laura “China” Lencina, formaron Paredes Chinas. Una muestra que hace dos años anda por Córdoba y que tiene su lugar en Cuatrociencia.

“Yo subía fotos al Facebook y él lo miraba, porque teníamos un amigo en común. Un día me escribe. Él decía que yo dejaba abiertas las escenas de las fotos, entonces él, me pidió intervenirlas. Me gustó la idea. Me escribió, le mande una foto, la intervino y la subimos”, comenta “China”, quien continúa la historia.

Bendiciones de las redes sociales, la relación siguió por internet hasta el sexto mes, cuando ellos se vieron por primera vez. “Tenía miedo que se perdiera la magia”, comenta Lencina, mientras que deja entrever para entendidos y no tanto, de que la magia se profundizó a partir de allí. La magia de la amistad, de la creación, del humor, del arte.

Una nena va a dibujar un pescador en una foto que tiene como protagonista un vaso con agua. Allí va a sentar al hombre que busca los peces en el agua. Una mujer pone una frase acerca de lo que se ve, el vaso medio lleno y medio vacío. Todos con fibrones en mano, intervienen como lo hizo Paredes alguna vez. Esa vez que quiso contar desde un dibujo que decía algo, en una foto que contaba otra cosa, una nueva historia. Sin parámetros, sin reglas. Así, mostrando que “no es un trabajo, no es nada serio ni formal”.

La perfección…

El arte del dibujo y de la foto, se mezcla con la ciencia. Esa que puede explicar el funcionamiento de una cámara y la evolución de elementos para dibujar. En el lugar de la ciencia, el freno para reír, lo explica Laura: “Desestructura la muestra. La gente viene acá y crea su propia realidad paralela. Por más que pueda ser un experimento antropológico, y muchos caigan en la misma figura, todos tienen algo que contar”.

“No forzamos nada, sale. Hay meses en los que no hacemos muchas cosas. La idea es que salga” cuenta ella, quien sabe cómo es esto. Al igual que una foto, en el momento justo se hace Paredes Chinas. La creación es saber qué decir en ese instante, como cuando ella sabe adónde enfocar su cámara.

La entrevista fue una risa constante, en una muestra que saca sonrisas desde el arte. “Yo no sé hacer lo que él hace, y viceversa. Es algo que no se mezcla ni se va a mezclar. Somos dos nenes divirtiéndonos”, finaliza “China”. Y al final nos quedamos pensando: Eso puede ser la perfección,  ¿porqué no?

 

 

 

La arquitectura química

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Siempre se dice que la arquitectura es un tipo de arte, que la construcción de nuevas estructuras comienza con la imaginación, con el diseño y la habilidad de algunos “ingeniosos”. Esto mismo refleja uno de los espacios que la química ocupa en Cuatrociencia. “Construyendo con átomos y moléculas” y “La tabla periódica”, ambos hechos por miembros de la Facultad de Ciencias Químicas, de nuestra Universidad, presentan a la química de manera sencilla, dinámica, distinta, divertida y sobre todo muy visual, atrayendo así a al público curioso, que afortunadamente, está conformado por adultos, jóvenes y niños, muchos niños.

“¿Sabías que el chocolate posee ciertos alcaloides?” Nos comenta el alumno de Licenciatura en Química, Alexis Wolfel (uno de los estudiantes que está al frente del stand) dice que la anterior pregunta es una de las preferidas y que funciona, muy eficientemente por cierto, como un “caza-transeúnte” de la feria. Además de mostrarnos con una figura la estructura del compuesto químico relacionado al buen humor que poseemos luego de la ingesta de chocolates, prosigue su relato con el resto de la exposición, mostrando mas representaciones de compuestos químicos que están presentes en la vida cotidiana con el objeto en particular, desde la pintura coloreada que buscamos en los esmaltes de uñas, como el grafito de los lápices, el carbonato de calcio en las pastas dentales, los ésteres orgánicos en jabones, y demás ejemplos simples.

Este lugar además dispone de computadoras con acceso a juegos interactivos de química, como el KAtomic, Quimitris y el Trivial Químico, todos ellos didácticos.

Resulta interesante la representación histórica de la evolución que han sufrido las diversas teorías del modelo atómico, desde los comienzos de la historia hasta las más recientes del siglo XX, acompañadas con la fotografía del científico involucrado.

Todo comenzó con Demócrito, que hace 2400 años se preguntó por la unidad mínima de la materia. Así surgió el átomo, por puro razonamiento filosófico. Con el paso de los siglos y la Revolución científica mediante, se comenzó a experimentar. Dalton fue el primero en diferenciar empíricamente diferentes tipos de átomos-como el oro o el hierro- y algunas de sus  combinaciones, por ejemplo la molécula de agua, que surge de dos átomos de hidrógeno y uno de oxígeno. 

El video proyectado en el stand de Cuatrociencia cuenta esta apasionante historia, la del hombre que fue profundizando y complejizando su conocimiento sobre las partículas elementales de la materia. Luego, se descubrió que en los átomos hay otras unidades como los protones, electrones, neutrones, quarks…

“¿Cómo te imaginás a un científico?” Es la otra pregunta predilecta para los más pequeños, ya que en una mesa con lápices de colores y papel pueden plasmar los mejores “retratos de científicos” según la imaginación de cada uno, siendo así un ejercicio particularmente simple que buscar dialogar (e incluso intentar un destierro) acerca de la mítica caricatura del científico que, generalmente, lo muestra con el cabello desordenado, de aspecto distraído y muchas veces hasta con personalidad excéntrica.

Continuando con el recorrido, éste se complementa con una magnífica (tanto por su tamaño como por su calidad) representación de la tabla periódica, el símbolo de la comunidad química por excelencia, en la cual se resume la biografía, aspecto y aplicabilidad de cada uno de los elementos que la constituye, sin dejar de lado el formalismo que requiere.

La principal característica de este espacio químico, es el lenguaje empleado para describir la cotidianeidad que nos rodea a cada uno de nosotros mediante fórmulas y símbolos, mostrando de esta manera que a partir de ellos se puede construir partes del mundo como lo conocemos hoy, con la complejidad que implica, llegando a sorprender al público (originalmente amplio en distintos aspectos) con diversas herramientas creativas y, principalmente, simples. Tan simples como la Química.

 

Colaboración: Liliana B. Jimenez

 

 

 

 

El conocimiento es un viaje de ida

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La antropología tiene entre sus objetivos, estudiar la relación del hombre con la sociedad y su cultura. Y desde el Museo que hay en Córdoba, una casilla móvil emprendió viaje para acercar conocimientos a los ciudadanos, para que en ideas de Levis Strauss, se comprenda el presente, se prevea el futuro y se conozca el pasado. Que es de dónde venimos.

Próxima estación: Cuatrociencia  

Gabriela Pedernera del Área de Educación del Museo de Antropología de FFyH UNC, despide a un colegio  y se dispone a respondernos y contarnos más acerca de esta propuesta.

“El Museo Viajero posee dos propuestas. La primera, es Historias de Cocinas, para mostrar cómo se transmiten las recetas de generación en generación, y cómo la actividad de cocinar forma parte de la identidad cultural” comenta mientras deja entrever que no es lo mismo que “alguien coma siempre en una cadena de comida rápida, a alguien que siempre cocine su comida. Todo eso hace a su mundo, y cuál es su ideología e identidad”.

Cómo se cocina,  cuáles son los recipientes –que han ido evolucionando a través del tiempo–, que ingredientes poseen. Todo habla de nosotros y de nuestros antepasados, que le fueron dando los sabores, colores y alimentos típicos a cada comunidad, a cada sociedad. En esta oportunidad, con una fuerte importancia de la cultura originaria. Como somos cultura, como somos los que fuimos.

Valijas que viajan

La otra propuesta es el Taller de Arqueología, Hechos desechos. Allí los visitantes son arqueólogos por un rato, y mediante excavaciones van descubriendo restos antiguos, con los que se reconstruyen las historias de las culturas de diferentes. Sus formas de vida, los sentidos que les otorgaban, y para qué servían esos objetos.

Pensado para los más chicos, esta mini excavación sirve para ser arqueólogos por un día. Y para que puedan responderse las miles de preguntas que les surgen y que pudieron haber sido las mismas hacen muchísimos años.

“Una forma de difundir la arqueología, es difundir la historia de vida de las culturas originarias. Pensar lo que hacemos diariamente y que hace a nuestra cultura y a la identidad”, comenta Gabriela. Esa es la función primordial del Museo Viajero en Cuatrociencia. Eso es lo que vino a hacer la antropología.  

 

 

 

 

Salgan al sol

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En Cuatrociencia el sol tiene su protagonismo. Algunos días faltó y se hizo desear, pero tuvo asistencia casi perfecta. Mientras tanto en el Patio de las Palmeras o en la Plaza de la Física y la Matemática, un telescopio para difusión, es uno de los protagonistas de la muestra. Allí se forman colas y ninguno se quiere perder la oportunidad.

Luis es uno de los encargados, quien armó y desarmó el telescopio para que miles de visitantes pasaran y miraran. Él, estudiante de Astronomía en la Facultad de Matemática, Astronomía y Física le explica a una nena: “Cuando se acostumbre el ojo, vas a verlo bien”.

Dudas y más dudas salen a la luz, justamente, para que él las despeje. En su breve explicación, él nos enseña: “La idea es que vean efectos del sol. No es un telescopio para hacer estudios científicos, pero sí para difusión. Mostrarles el sol y efectos dentro de él. Como manchas de sol o protuberancias que es lo más habitual que sucede.  Mucha gente viene un día, ve unos efectos y al volver otro día están cambiados”.

Las manchas son zonas de menor temperatura. Allí hay unos 4.000 grados centígrados, mientras que en el resto del sol hay 6.000. Y lo que se ven como explosiones en el contorno del sol, son campos magnéticos. “Explosiones de campo magnético que son curvas porque siguen la línea del campo magnético. Son como un imán donde se cierra la línea y esas partículas siguen la trayectoria de la línea. El sol tiene todos imanes cruzados al ser gaseoso. La Tierra es más fija, es como si fuera un imán donde se cierran las líneas de un campo magnético porque es un sólido. Por eso se forman esas protuberancias en todas partes del sol”, afirma con la seguridad que dan tantos años de estudio.

“La gente cree que no puede ver y hasta tiene miedo de verlo. Preguntan si es seguro. Y sí lo es, porque tiene todos los filtros para no dañar la vista”, finaliza mientras se dispone a atender a otro colegio. La remera negra del becario le da más calor y la certidumbre de que el sol está presente.

En Cuatrociencia el sol se deja ver. Se deja observar. Se deja estudiar. Ilumina con la luz del conocimiento.

Dame sol, aire, agua…y te daré electricidad

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Situaciones tan diferentes como trasladarnos en un auto, mirar nuestro programa favorito, leer antes de acostarnos e incluso cocinar tienen como punto en común el uso de energía. Y como estas actividades, gran parte de lo que hacemos cotidianamente dependen de hacer funcionar cosas que requieren este preciado bien.

El stand de Cuatrociencia “Energía para un futuro sustentable” nos presenta, a través de maquetas y una explicación muy amena, cuáles son las principales vías por las cuales se obtienen los combustibles y la electricidad, a la vez que propone fuentes alternativas de energía, como complemento de las tradicionales.

Así, en un modelo a escala podemos visualizar plantas de petróleo, de carbón y centrales atómicas, las cuáles se van iluminando selectivamente a través de un panel de control, para visualizar mejor el relato. Si bien estas plantas constituyen las principales fuentes para generar la energía que consumimos, ante el incremento de las necesidades energéticas no podrán llegar a abastecernos completamente, y sumado al hecho que los combustibles de origen fósil no son recursos renovables, la situación futura es más problemática.

¿Cómo solucionar o mejorar este panorama? Esa es la respuesta que intenta brindarnos el stand, presentándonos otras formas de obtener energía, tales como las más conocidas energía hídrica, lograda por acción de caídas de agua en diques, y la eólica, derivada de los molinos de viento.  Más innovadoras, resultan la energía solar que se obtiene mediante el uso de paneles de silicio, un material abundante en la tierra que al captar la luz del sol es capaz de producir energía eléctrica, que puede ser almacenada en dispositivos para ese fin. Tal es así que las lucecitas que iluminan el stand funcionan gracias a las baterías que contienen la energía producida por el panel solar que se encuentra instalado transitoriamente en el Patio de las Palmeras. Sin embargo, los costos de esta producción son relativamente elevados.  

Otra forma de producir electricidad, que se ejemplifica en este puesto de Cuatrociencia, es a partir de la electrólisis del agua por la cual se separan los átomos de hidrógeno y oxígeno que forman las moléculas de este líquido empleando una celda electrolítica. ¿Cómo funciona este  dispositivo? Dentro de un compartimento con agua se colocan dos chapitas metálicas, llamada electrodos, y se aplica una diferencia de potencial entre ambas para forzar la circulación de corriente o pasaje de electrones, y de esta forma se puede inducir la ruptura de las moléculas de agua en sus componentes, hidrógeno y oxígeno, ambos como gases. Estos fluidos se van produciendo (prueba de esto son las burbujas que se observan en el experimento) y almacenando en una pila de combustible, donde se encuentran otros dos electrodos. 

Si  posteriormente conectamos un artefacto eléctrico a esta nueva pila, podremos hacerlo funcionar gracias a la recombinación de los gases acumulados que formarán nuevamente agua y electricidad. ¡Y el ciclo puede volver a comenzar! Además, para la etapa de electrólisis se puede utilizar otra fuente de energía renovable, eólica o solar por ejemplo. La ventaja de utilizar hidrógeno como combustible, una  eficiencia del proceso global mayor. La desventaja, el espacio necesario para almacenarlo. La solución: más investigación.

Luego de pasar por esta muestra, se conocerán las fuentes tradicionales de energía, las alternativas sustentables propuestas, y como mensaje latente  la importancia del ahorro energético. 

Hay otras energías al alcance de la mano, solo resta que las multipliquemos.

Colaboración: Natalia Pacioni

 

 

 

Nota relacionada: https://cuatrociencia.unc.edu.ar/2013/03/31/energias-sustentables/

Anamorfosis: cuando la ciencia y el arte se juntan a jugar

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Hacen trampa los artistas, siempre hacen trampa y estudian y trabajan y trabajan y estudian y descubren nuevas y antiguas maneras de ver, de mirar, de disfrutar de los espacios, de crear espacios y experiencias sorprendentes.

Allá por el Renacimiento los artistas  investigan sobre la perspectiva, sus principios  matemáticos y sus leyes para mejor representar en un plano bidimensional la tridimensionalidad de la realidad.

No conformes con lograr estas representaciones donde uno se puede meter dentro de los cuadros y percibir la profundidad, vuelven a alterar las leyes que rigen la perspectiva y aparece la anamorfosis.

En el marco de Cuatrociencias un grupo de investigadores de la Facultad de Artes representan en el piso y las paredes del subsuelo del Pabellón Argentina una construcción antigua, con elementos simbólicos como una prensa, a la que se suma un espacio moderno como un deck con una computadora, que hacen alusión a la evolución del conocimiento.

 Los estudiantes orientan a los miles de jóvenes que recorren la muestra a observar desde un punto determinado. Este es el secreto de la anamorfosis. La obra de arte está construida para una mirada oblicua al plano de representación desde donde se descubren los volúmenes y se logra percibir el espacio como tridimensional.

El objetivo se logra cuando los visitantes asimilan el conocimiento como algo que se construye, como algo que es divertido, sorprendente y esencialmente bello.

Los artistas investigadores advierten a los espectadores que están manipulando su mirada, que están construyendo una trampa visual, un espacio irreal, un mensaje oculto e indican: ¡Ponga atención a lo que ve! Todo puede cambiar de acuerdo al sitio de la mirada.

Y la relación entre arte y ciencia se percibe de un modo lúdico, característica esencial de toda la muestra. Este es el gancho de Cuatrociencia: la ciencia es disfrutable; en cada stand se acrecienta la curiosidad y se suman sorpresas jerarquizando la profundidad en la explicación.

Este juego de interacción entre la obra de arte y el espectador surge en el Siglo XVI, en el período Barroco. Se obviaba en aquel momento señalar el lugar preciso de la mirada, que requiere la anamorfosis, por lo que la lectura de la obra formaba parte de un enigma que el visualizador avezado debía descubrir para alcanzar la comprensión. Esta intriga, este secreto escondido entre líneas, colores, y contornos agudiza la capacidad visual y el ingenio. En el siglo actual renace esta técnica de la mano de la fotografía, sin la cual es imposible entender este relato.

Los organizadores afirman que  Leonardo Da Vinci consideraba que la pintura tenía un rango de ciencia porque es un modo de conocimiento que explica la forma, la estructura, la esencia de las cosas. Consideran además que el arte se vale de la ciencia y la tecnología pero también hace importantes aportes a la ciencia: a la historia, a la psicología, a la sociología y a las ciencias naturales entre otras.

Anamorfosis, perspectiva, geometría, arte, fotografía, ejercicio de la mirada,  y ejercicio para la inteligencia humana en un stand de Cuatrociencia.

Colaboración: Elsa Torres

 

 

Volar bien alto

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Erik es Técnico Aeronáutico, y es uno de los encargados del stand de FAdeA. Ubicado en el Patio de las Palmeras, al aire libre, habla justamente del aire y del vehículo para traspasarlo. Él y todos los que hacen FAdeA entienden la importancia de que en el país haya una empresa que fabrique aviones de gran jerarquía. Esa novedad la llevó a Cuatrociencia para que todos los que se acerquen, sepan un poco más.

“Presentar la Fábrica en el ámbito cotidiano. Sobre todo cuando te preguntan si estas haciendo aviones, y les decimos que sí: el Pampa, por ejemplo. Entonces nos preguntan cómo se arma y que diferencia tiene a los demás y se lo mostramos con la maqueta y se los traemos de alguna forma”, comenta Erik, mientras la gente que fue a ver el avión en escala, continúa con los folletos donde se ven los demás aviones y proyectos.

Las buenas nuevas se siguen acumulando cuando asegura: “Estamos trabajando con el helicóptero, para venderlo a Defensa y al ambiente privado.  Además de estar preparando el avión KC -390, estamos en proyectos en la Unasur y el Mercosur, junto a Embraer, de Brasil”.

Siendo la segunda planta de material compuesto en el continente, entienden la importancia de la Universidad. Por eso la empresa crea vínculos para poder asesorar y tomar a profesionales de diferentes ramas de la ingeniería como civil, industrial y demás. También muchos estudiantes hacen pasantías, para que tengan contacto y sepan que hay una empresa aeronáutica que los puede guiar en sus primeros pasos.

Así es como guían también a los visitantes del stand, que van desde los que juegan con la maqueta, pasando por sus padres curiosos, hasta los que saben del tema y se quedan charlando varios minutos. El entendimiento es necesario para ellos, y el contacto con la gente también. Así es Cuatrociencia, básicamente.

 

La Fábrica Argentina de Aviones “Brigadier San Martín”, que “diseña, fabrica, moderniza y mantiene aeronaves civiles y militares, construye aeropartes y presta a la comunidad diversos servicios de Ingeniería”, tal como aparece en su página es uno de los orgullos de Córdoba. Cuatrociencia, también.

 

 

 

 

 

 

Los hemoderivados, una necesidad

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Desde la apertura de Cuatrociencia, el Patio de las Palmeras está adornado con un rectángulo gigante que simula una vena sanguínea que aloja toda la información en torno a la donación de plasma.

El Laboratorio de Hemoderivados de la UNC es el encargado del stand, cuyo objetivo principal es concientizar a los visitantes sobre la necesidad social de la donación de sangre. Esta institución de la UNC es un centro modelo en Latinoamérica. En los hechos, es la mayor planta fraccionadora de plasma de Sudamérica y la que tiene mayor capacidad de producción y comercialización de distintos medicamentos hemoderivados, los cuales distribuye en varios países.

En el stand de Cuatrociencia, la gente puede aprender e informarse. Ingresando a la gran vena hay montados televisores donde se puede ver videos de testimonios de personas que fueron beneficiadas con la donación de plasma humano. Además, hay juegos de realidad aumentada para que los visitantes se informen y diviertan de modo simultáneo. Uno de los datos que se desprenden de estos juegos es que, en la Argentina, por una donación de sangre que haga una persona, se benefician ocho que demandan medicamentos hemoderivados.

Tiene 39 años de vida el Laboratorio de la UNC. En base al plasma proveniente de las donaciones voluntarias de sangre se producen distintos tipos de drogas, como la inmunoglobulina G, que usa para el tratamiento de numerosas dolencias y enfermedades. A la vez, se producen y comercializan Gamaglobulina T, Gamma antitetánica, y otros como el FACTOR VIII Antihemofílico, que es un producto imprescindible para el tratamiento de la Hemofilia A

Naturalmente, en el stand también los interesados en hacer donaciones pueden dejar sus datos para realizar el trámite a través del Laboratorio de la UNC.  El espacio es ideal para informarse, aprender y al mismo tiempo, concientizarse sobre una necesidad.